Nueva
economía, nueva sociedad
En
estos momentos de fuerte crisis económica, creo que sería bueno optar por
aprender y dar soluciones antes que criticar y protestar de manera estéril o,
al menos, poco constructiva.
Si
reflexionamos un poco, parece que casi todo el mundo da por supuesto que el
sistema económico que teníamos y tenemos en crisis es bueno y que, por tanto,
la solución ahora es volver a sanear ese sistema capitalista.
Sin embargo, este sistema económico está lleno
de defectos, entre los que destaco la intrínseca desigualdad social que produce
y la manifiesta inestabilidad que provoca crisis cíclicas. La mayor parte de la
izquierda española propone un estado del bienestar, pero manteniendo el
capitalismo. Esto sólo es posible en países más racionales, honrados y
prudentes que el nuestro, como es el caso de Suiza, donde todos los ciudadanos
tienen garantizada la comida y la vivienda. La alternativa histórica es el
comunismo; pero su expresión política ha fracasado. Entonces ¿no hay solución?
Yo creo que sí; pero se necesita creatividad y otras fuentes ideológicas más
fuertes y coherentes que las que han alimentado estos sistemas económicos
imperfectos.
Me
refiero especialmente al evangelio de Jesús el Cristo. Los que somos cristianos
y trabajamos como voluntarios en Cáritas tenemos claro que esta sociedad tiene
graves defectos que pagan los más débiles y que los hermanos empobrecidos son
cada vez más en número y en grado de pobreza. ¿Y quién se acuerda de verdad de
ellos? ¿A quién acuden ellos para pedir ayuda? A los pobres de espíritu que
estamos en Cáritas, entre otros. Pero no acuden a las sedes de los partidos, ni
de los grandes sindicatos, entre otros.
La nueva economía debe ser muy solidaria, justa,
con empresas viables que asuman una responsabilidad social, con familias austeras
que consuman con una responsabilidad social. La nueva economía no debe basarse
en los grandes mercados ni el dinero, que realmente están en poder de unos
pocos que son muy avariciosos y egoístas. Somos sus marionetas. La nueva
sociedad arruinará a estos desalmados con el poder del amor fraterno. Es una
utopía, pero está al caer.